Lo único que aprendemos de la historia es que no aprendemos de la historia (Hegel)

domingo, 11 de noviembre de 2012

Las revoluciones frustradas de los años sesenta.

Las actuales inseguridades que está viviendo Europa han relanzado el debate sobre la presencia o ausencia de alternativas al sistema vigente. Normalmente se sobreentiende que estas alternativas han de venir desde la “izquierda”, en la medida que realice una crítica o una reforma del capitalismo imperante. Ciertamente, también hay alternativas por la derecha, donde podemos encontrar desde el denominado “anarquismo liberal” de algunos grupos que pretenden reducir el estado a su mínima expresión, hasta el fascismo más violento, que desea poner el estado por encima de los individuos.

Pero lo normal es que, en Europa, buena parte de la izquierda se encuentre hoy, más que intentando cambiar el sistema demoliberal por otro diferente, defendiendo lo que ha existido durante los último decenios: una combinación de mercado capitalista y estado del bienestar socialdemócrata que ha constituído la esencia del modelo europeo occidental tras las guerras mundiales. Esta posición ideológica a la defensiva no se puede entender en lo que siempre se habían considerado como “fuerzas de progreso”, sin el éxito de la denominada “revolución conservadora” llevada a cabo durante los años 80, y ésta no hubiera sido posible sin el fracaso de lo que fueron esperanzas revolucionarias en los años 60 y 70. De esto se ocupa un capítulo de la monumental obra publicada por el profesor Josep Fontana, maestro de una generación de historiadores, Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945 (Barcelona: Ediciones de Pasado y Presente, 2011). En ella nos explica la historia más contemporánea mediante un crudo análisis que pretende denunciar los abusos del poder desde los primeros tiempos de la guerra fría hasta la actualidad.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Los misteriosos alanos

Una de las preguntas más frecuentes cuando estudiamos el tema de las invasiones germanas es el del origen y naturaleza de ciertos pueblos bárbaros 'menores' que solo merecen unas líneas en los manuales. Grupos como los yutos, sobre quienes apenas disponemos de citas en las crónicas, escasos topónimos, evanescentes rastros filológicos y algunos discutidos restos arqueológicos.

Otros invasores 'misteriosos' -aunque en realidad no lo sean- fueron los alanos. Al contrario que los anteriores, aparecen en los textos antiguos con frecuencia. Es más, dan la impresión de ser ubicuos, ya que se les señala un poco en todos los bandos y todas las ocasiones. Aprovecho la aparición de un nuevo texto de Iaroslev Lebedynsky Sur les traces des Alaines et Sarmates en Gaule (Paris: Éditions l'Harmattan, 2011) para esbozar una breve semblanza de este pueblo que pueda ser útil a quienes no somos especialistas en el periodo.