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Siempre resulta peligroso imponer al pasado criterios y conceptos actuales buscando reevaluar lo sucedido. La historia, como disciplina, solo puede avanzar si nos esforzamos en hacer inteligible nuestro presente a través de lo que podemos saber del pasado, y no a la inversa. Intentando averiguar algo más sobre el tema, me ha interesado mucho el artículo Derrumbe de la monarquía y supervivencia del reino: Navarra en torno a 1512, de Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza, archivero del Parlamento de Navarra, con el que contribuye a la obra colectiva coordinada por Alfredo Floristán: 1512: conquista e incorporación de Navarra (Barcelona: Ariel, 2012; pp. 201-298). Como da a entender el título, lo que sucedio hace cinco siglos no fue tanto la desaparición de un estado como la del poder soberano que encarnaba su monarquía, y las claves de lo sucedido no estarían sólo en la aptitud y derechos - muy dudosos- de los conquistadores, sino en la situación interna de Navarra y en la inteligencia política de Fernando y sus sucesores para preservar lo fundamental del estado navarro, tal como se entendia esta noción en el siglo XVI. .