Los mejores investigadores intuyen tras el caso concreto la existencia de una categoría. En ocasiones, informaciones muy particulares permiten enlazar los datos que ofrecen a reflexiones generales, incrementando así el valor de nuestro conocimiento. En 1356, el rey Pedro el Ceremonioso de Aragón ordenaba que, ante la difícil lucha que afrontaba contra su vecino Pedro I de Castilla, en las misas diarias se pronunciasen unas conmemoraciones de San Jorge, para lograr la intercesión del santo. Se ha repetido tan a menudo la invocación de las fuerzas espirituales para obtener éxitos en toda clase de contiendas que podríamos considerar anodino este hecho si no fuera porque intenta alcanzar el favor divino para un determinado bando en detrimento de otro que profesa la misma fe, porque el cristianismo es una religión que nació y se expandió en confrontación abierta con el poder y los valores militares, porque utiliza la figura de San Jorge, un santo oriental y de origen campesino que se ve, sin más, inmerso en una serie de quehaceres bélicos, y porque San Jorge es un santo íntimamente vinculado a la nobleza feudal, mientras que esta iniciativa parte de un monarca profundamente autoritario que sostuvo frecuentes conflictos con esa misma nobleza.
Sin formularlos expresamente, un artículo de Mario Lafuente Gomez, profesor ayudante de la universidad de Zaragoza, titulado Devoción y patronazgo en torno al combate en la Corona de Aragón: las conmemoraciones a San Jorge de 1356 (Aragón en la Edad Media, XX, 2008, pp. 427-444), viene a dar respuesta a varios de estos interrogantes con un planteamiento claro y sugerente.
Sin formularlos expresamente, un artículo de Mario Lafuente Gomez, profesor ayudante de la universidad de Zaragoza, titulado Devoción y patronazgo en torno al combate en la Corona de Aragón: las conmemoraciones a San Jorge de 1356 (Aragón en la Edad Media, XX, 2008, pp. 427-444), viene a dar respuesta a varios de estos interrogantes con un planteamiento claro y sugerente.