Lo único que aprendemos de la historia es que no aprendemos de la historia (Hegel)

jueves, 31 de mayo de 2012

El modelo americano

La crisis financiera que sacude desde el 2008 a los países de la OCDE, y particularmente ahora a los de la periferia europea, se está intentando resolver mediante ideas extendidas por la reformulación neoliberal del capitalismo a partir de los años 70. Un pensamiento que surgió ante ciertas alarmas encendidas en el que parecía imparable crecimiento de la economía norteamericana.

Desde entonces, las medidas económicas aplicadas en Estados Unidos se han convertido en el modelo a imitar por los países que quieren seguir en la cresta de la ola del desarrollo capitalista. Éste fue el espejo en el que se miraron los socialdemócratas alemanes para reformar su estado del bienestar, y constituyen la 'dura pero necesaria medicina' que se quiere implantar en los estados deudores del sur de Europa, a imagen y semejanza del éxito germano. También fue el modelo que inspiró los acuerdos económicos que se trató de imponer a los países de América Latina.

Todo esto tendría su lógica si desde los años 70 los indicadores económicos de Estados Unidos mostraran claros síntomas de mejora en factores esenciales para el bienestar de amplios sectores de su ciudadanía. Pero no parece ser así. Al menos, eso es lo que resume un artículo de Dídimo Castillo Fernández, profesor de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, aparecido en 2007 -punto álgido de la bonanza económica reciente- bajo el título Hegemonía y modelo laboral de Estados Unidos, en Crisis de hegemonía de Estados Unidos de Marco A. Gandásegui ( México: Siglo XXI ed., 2007). El profesor Castillo llamaba la atención sobre aspectos muy reveladores, y alarmantes, de ese modelo.

domingo, 27 de mayo de 2012

La Conquista de China.

    Uno de los términos económicos y geopolíticos hoy más populares es el de 'globalización'. Un fenómeno que sólo puede parecer nuevo a los ciudadanos de los estados occidentales que hasta ahora no habían padecido sus consecuencias negativas. Pero la globalización de las actividades humanas comenzó mucho antes. Tanto, que hace ya cuarenta años Immanuel Wallerstein pudo proponer el concepto de 'economía-mundo' para comprender el alcance de los intercambios durante el siglo XVI. La época de los Grandes Descubrimientos y de la Conquista fue también la época de la primera gran interacción continental de la economía. Una interacción que, como casi siempre, no se realizó en el aséptico marco del libre juego de oferta y demanda, sino que fue acompañado de la violencia y la conformación de aparatos de estado que aseguraran una determinada distribución de los beneficios.

    Al hablar de esa época, solemos pensar inmediatamente en la Conquista americana, pero también África y Asia jugaron un importante papel en la aparición de esta primera 'economía-mundo'. Este es el tema de un interesante libro que analiza la documentación conservada sobre las relaciones de la Corona española y la China en la segunda mitad del siglo XVI, escrito por Manuel Ollé. profesor de historia y cultura chinas en la Universidad Pompeu Fabra, La empresa de China. De la Armada Invencible al Galeón de Manila. (Barcelona: Ediciones Acantilado, 2002). El aspecto más fascinante de este libro es comprobar hasta qué punto, tras el derrumbamiento de los imperios inca y azteca, algunos castellanos sobrevaloraban su propia capacidad de adueñarse del mundo que llegaron a plantear, seriamente, a su monarca la conquista del Celeste Imperio con una fuerza de apenas sesenta hombres.

sábado, 19 de mayo de 2012

Los planes imperiales de Franco

Uno de los temas más debatidos por la historiografía durante la dictadura de Franco fue su papel en la Segunda Guerra Mundial. Los propagandistas del Caudillo insistieron en su habilidad para mantener a España fuera de la contienda y la forma en que, con astucia gallega, había conseguido sortear las presiones de Hitler. Sus detractores repetían que tales presiones prácticamente no existieron, que Franco quiso entrar en guerra y que si no lo hizo fue por temor a las reacciones de los aliados o por desinterés de la propia Alemania. Los supuestos silencios de los participantes en la aparentemente trascendental entrevista de Hendaya contribuían a crear una bruma que rodeaba todo de incógnitas.

Con las aportaciones de las tres últimas décadas este panorama se ha ido aclarando poco a poco y ahora tenemos una idea bastante precisa de estos supuestos 'misterios', aunque no exista mucha bibliografía específica. Algunas de las últimas y más interesantes piezas nos las desvela Manuel Ros Agudo en su libro La Gran Tentación. Franco, el Imperio colonial y los planes de intervención en la Segunda Guerra Mundial, un estupendo libro publicado en la no siempre recomendable editorial Styria (Barcelona: 2008), donde se estudian, en general por primera vez, los planes bélicos españoles para invadir Tánger, el Marruecos francés y -tambén- Francia o Portugal. Unos planes que no fueron sólo meros ejercicios de Estado Mayor, sino auténticas opciones políticas que estuvieron a punto, en algunos casos, de llevarse adelante, pero que también revelan la falta de realismo que, por entonces, aquejaba a militares y falangistas, en general afectados por la retórica nacionalista y lejanos a lo que era el duro mundo de las relaciones internacionales.

lunes, 14 de mayo de 2012

La Internacional comunista y el ascenso del fascismo

  Las recientes elecciones celebradas en Grecia, en medio de una durísima crisis económica, han mostrado un evidente ascenso de los partidos de izquierda -llamada radical aunque sólo proponga políticas alternativas, no revolucionarias- y también un auge menor, pero muy llamativo y publicitado, de la extrema derecha. Entre las peculiaridades del panorama político griego se encuentra contar con un partido comunista ortodoxo que todavía mantiene un sólido, aunque minoritario, apoyo popular, y una extrema derecha que no se viste con los ropajes del populismo neofacista, sino que reivindica directamente las ideas y parafernalia hitlerianas, reproduciendo incluso paso a paso las tácticas que dieron influencia política al NSDAP.

    Una vez más ha vuelto a darse uno de los problemas más clásicos de la izquierda: la desunión. Frente a las propuestas del grupo Syriza, mayoritario, para formar un gobierno que arrebate el poder a los partidos tradicionales, el Partido comunista heleno manifestó rápidamente su rotunda negativa, ya que reivindica la salida de la Unión Europa y de la OTAN como puntos irrenunciables de su programa. No han sido los únicos en negarse a sostener un ejecutivo exclusivamente 'de izquierda'; también lo han hecho los reformistas de Nueva Izquierda. Si los intentos de formar gobierno fracasan, puede producirse una convocatoria de nuevas elecciones que, no lo dudemos, daría un nuevo empujón al notorio crecimiento neonazi, ahora que han conseguido entrar en el Parlamento.

     Una actitud semejante no deja de recordar las tensas relaciones que entre reformistas, socialistas y partidos comunistas se dieron en el periodo de entreguerras. La III Internacional se creó precisamente para impulsar la sustitución del liderazgo reformista dentro del movimiento obrero por el revolucionario. Su historia durante los veinte años siguientes fue una contínua discusión sobre las posibilidades o imposibilidades de una estrategia común con el resto de la izquierda. El frecuente rechazo a colaborar con la socialdemocracia, estuviera cercana o no a sus posiciones, y el mantenimiento de exigencias maximalistas fue uno de los factores que coadyuvaron al crecimiento del fascismo. Así lo recordaba un interesante libro publicado cuando el sistema soviético todavía controlaba políticamente media Europa: Historia de la Tercera Internacional, del historiador checoslovaco Milos Hájek (Barcelona: Crítica, 1984), cuya lectura no deja de suscitar inquietudes, dado el panorama europeo actual.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Gastón Febus, el león de los Pirineos

  Se repite a menudo que hay hombres que encarnan una época, pero otros pueden incluso adelantarse a la suya, y convertirse en arquetipos de los tiempos que vendrán. Uno de ellos fue Gastón III, Gastón Febus, conde de Foix y señor del Béarn.

  Los turbulentos tiempos de la guerra de los Cien Años fueron propicios para el surgimiento de nuevos 'estados' principescos que se insertaban entre las monarquías tradicionales. El caso más famoso fue el exhuberante crecimiento del ducado de Borgoña. En el sur de Francia destacó con luz propia el breve pero fulgurante dominio de Gastón III, el gran señor de los Pirineos, que supo formar un todo coherente de los dominios dispersos heredados, haciéndose respetar por vecinos tan poderosos como los reyes de Francia e Inglaterra, los de Aragón, Castilla y Navarra.

  Durante mis años de estudiante tuve ocasión de participar en un curso que contaba con la presencia del  profesor Pierre Tucoo-Chala, gran especialista de la historia medieval pirenaica y principal biógrafo de este personaje, un investigador que cautivaba tanto por sus conocimiento como por la extrema sencillez con que sabía exponerlos. Tres décadas más tarde encontré en una librería de segunda mano un resumen divulgativo de su magnífica tesis, y he vuelto a disfrutar como lo hice entonces. Se trata de Gaston Febus. Grand Prince médiéval, 1331-1391 (Biarritz: J&D Éditions, 1996), una pequeña gran obra para una fascinante y aleccionadora historia.